Aunque la meditación está asociada con calma, paz y felicidad, muchas veces no es tan sencillo alcanzar estos estados de manera inmediata.
Requiere de paciencia y constancia, porque en algunas ocasiones, cuando nos sentamos a meditar, podemos dormirnos después de algunos minutos, pasar un buen tiempo recordando eventos del pasado que nos generaron alguna reacción emocional, ejecutar en la mente las actividades que necesitamos hacer más adelante en el día, proyectar escenarios futuros y/o imaginar. ¿Te ha pasado?
Encuentra aquí 10 situaciones que dificultan la práctica de meditación y cómo contrarrestarlas (lista tomada del libro Sivananda de meditación).
1. Sueño:
La somnolencia es un obstáculo común para la práctica de meditación.
Para evitarla, es importante dar el descanso apropiado al cuerpo y la mente, no solo con la cantidad y calidad de sueño apropiadas, sino también a través de otras prácticas del yoga como las asanas (posturas), ejercicios de respiración (pranayama) y relajación, que ayudan a reducir el estrés, a mantener y recargar la energía vital, reduciendo la cantidad de horas de sueño necesarias para recuperarse.
Si encuentras que te estás durmiendo durante la meditación, puedes levantarte y lavar tu cara con agua fría o hacer unos minutos de pranayama antes de continuar con la práctica.
2. Letargo:
Aunque el letargo es similar a la somnolencia, en este caso se refiere a un estado al que se llega por diversas causas.
Puede ser por hábitos inadecuados de alimentación que generan pesadez o indigestión, por falta de ejercicio, excesiva actividad sexual, un ambiente perturbador o, en general una vida desbalanceada.
La recomendación es establecer una rutina diaria que incluya, además del cumplimiento de las responsabilidades propias de nuestros roles, horarios para levantarse, acostarse y tomar los alimentos, una dieta adecuada, ejercicio, meditación y estudio de temas inspiradores, que nutran nuestro crecimiento personal. Dedicar tiempo a ayudar a otros también anima la mente y evita caer en estados de inercia (tamas, en sánscrito).
3. Hablar mucho:
Hablar en exceso reduce el poder espiritual y entorpece la práctica de meditación.
La acción de hablar requiere una cantidad considerable de energía y genera agitación. Evita involucrarte en charlas o discusiones innecesarias, porque drenan la energía y agitan la mente.
Una práctica muy útil es el silencio (o mouna, en sánscrito), fuera del tiempo de la meditación, idealmente en horarios en los que normalmente sientes la tentación de involucrarte en charlas inútiles. Por supuesto, no cuando necesitas atender reuniones o llamadas telefónicas, pero sí puede ser un espacio en horarios de descanso o los fines de semana, avisando previamente a tus compañeros de trabajo o familiares que vas a practicar el silencio por un determinado período de tiempo.
La auto-justificación, el disimulo, la terquedad y las mentiras también se incluyen en esta categoría. En su lugar, admitir rápidamente los errores y debilidades hace que la mente mantenga un estado más sereno y la meditación se vuelva más fácil.
4. Influencias negativas:
Incluyen las personas, actividades o cosas que alejan la mente de la paz y la calma.
Protégete cuidadosamente de influencias que promuevan la negatividad y, en lo posible, evita la compañía de personas que mienten, roban, codician, les gusta la crítica o el chisme.
También evita libros, música, películas o el consumo de sustancias que creen disgusto o descontento, ya que distraen la mente generándole deseos que normalmente no tendría y la enfocan en el exterior, en lugar de llevarla hacia el interior, que es a donde queremos ir con la práctica de meditación.
5. Desánimo:
Puede que después de un tiempo de estar meditando, te asalten dudas sobre la efectividad de la práctica y sientas la tentación de abandonarla.
Habrá períodos en los que el progreso sea lento, no obstante, siempre hay avance, en términos de auto-conocimiento, fortalecimiento del carácter, transformación de la personalidad, mayor serenidad y contento en las situaciones de la vida diaria.
Para evitar este obstáculo, busca reunirte con amigos, profesores u otras personas que te inspiren a continuar con la práctica, que tengan la suya bien establecida para que puedan ayudarte a resolver las dudas y a mantener la motivación. Lee libros inspiradores.
Y continúa la práctica, desapegándote del resultado. La sinceridad, regularidad y paciencia redundarán en progreso, puedes tener esta certeza.
6. Ira:
De todas las barreras emocionales para la práctica de meditación, una de las más devastadoras es la ira, el mayor enemigo de la paz.
La ira aparece cuando las cosas no salen como lo deseamos, confunde la mente, nos hace decir y hacer cosas sin consciencia ni control. Genera un gran daño al cuerpo físico y también al cuerpo psíquico propio y de los otros. Va fortaleciéndose con la repetición y es difícil de controlar una vez se ha convertido en algo habitual.
Cuando controlamos la ira, todos los demás defectos van desvaneciéndose por sí solos y la voluntad se va fortaleciendo gradualmente. Para esto, es muy útil observar cuidadosamente la mente para identificar signos de irritabilidad y, tan pronto se presenten, practicar la paciencia. De esta manera, es posible detener los impulsos y emociones antes de que tomen forma y se salgan de control. Cuando esto ocurra, cierra los ojos y respira profundamente. También puedes tomar un poco de agua fresca o tomar una caminata corta.
7. Miedo:
Es la más debilitante de todas las emociones y obstaculiza severamente la capacidad de meditar.
El miedo constante, del cual son expresiones la preocupación y la ansiedad, agota la energía, afecta la confianza y debilita la habilidad de triunfar en lo que nos propongamos en la vida.
El miedo es el resultado de la imaginación, no obstante, asume formas reales y se manifiesta de muchas formas: miedo a la muerte, a la enfermedad, a la soledad, a la compañía, a la crítica.
Podemos evitar conscientemente la proyección de escenarios futuros catastróficos enfocándonos en los hechos y datos del momento presente, cultivando pensamientos positivos, evitando exponernos a influencias pesimistas y alarmistas (por ejemplo, los noticieros u otras personas).
Recuerda que la incertidumbre del futuro contempla infinidad de escenarios favorables que las limitaciones de nuestra experiencia y conocimiento no alcanzan a imaginar, infinitas posibilidades de amor, felicidad y abundancia.
8. Odio:
Así como la ira y el miedo, el odio es uno de los mayores obstáculos para la mente de quien desea practicar seriamente la meditación.
Es como una enfermedad contagiosa. Normalmente crea más odio, resultando en situaciones horrorosas y devastadoras como las guerras. A menudo, sus raíces están profundamente incrustadas en la mente subconsciente. El desprecio, el prejuicio y la burla son algunas de las formas más dañinas, de las muchas que toma el odio.
El chisme, la crítica y los juicios son algunas de sus manifestaciones más sutiles. Hablar de los defectos de otros o de sus asuntos, son hábitos destructivos que crean inquietud y agitación en la mente.
La paz mental y del mundo solo será posible cuando el odio, el prejuicio y la intolerancia sean reemplazados por amor. Recordemos que la verdad no es monopolio de una sola persona, o grupo. Es relativa y legítima para cada quien.
9. Vivir en el pasado:
Cuando nos sentamos a meditar pueden aparecer pensamientos vívidos de experiencias pasadas que dificultan la práctica, sobre todo, si comenzamos a imaginar diferentes escenarios que hubieran podido ocurrir, creando agitación, desequilibrio y falta de armonía en la mente.
La recomendación es enfocar la atención en el momento presente (en la respiración, la repetición de un mantra, la observación de la llama de una vela , por ejemplo), para tratar de dejar ir todos los pensamientos sobre el pasado poco a poco, sin forzarlos y sin juicios, con el fin de evitar generar frustración o mayor inquietud.
De esta forma, también comenzaremos a remover de nuestras actividades cotidianas y relaciones las secuelas emocionales de eventos pasados y comenzaremos a vivir con mayor plenitud y gratitud cada momento presente que nos regala la existencia.
10. El ego:
El ego detrás de la máscara de la personalidad humana es uno de los mayores obstáculos a superar para lograr la paz duradera. El ego es el sentido del "yo" y de lo "mío", que se manifiesta como egoísmo y sentimiento de separación del mundo.
El engaño, la hipocresía, la exageración y el secretismo (ocultar información) son rasgos dominantes del ego. Un ego poderoso nubla el intelecto, nos impulsa, por ejemplo, a mentir para cubrir errores, mantener una posición, ratificar nuestras propias ideas, o justificar malos hábitos.
Identifica y acepta los defectos de tu carácter, con compasión y sin juicios. Todos los tenemos y a eso vinimos al mundo, a aprender, entre otros maestros, de las valiosas enseñanzas de los errores. Va a ser incómodo, pero con identificarlos y aceptarlos, habrás avanzado la mitad del camino.
Medita y sirve desinteresadamente a los demás (Karma Yoga), con este trabajo persistente y dedicado, comenzarás a ver cambios positivos en tu comportamiento y personalidad.
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